30 de enero de 2008

otis

No deberías guardar las letras caducadas en el fondo del cajón, ya sabes que tienen extraños y mágicos poderes regenerativos, y podrían tomar el mando de la situación si te descuidas; además, mientras estás sentada en la escalera no eres consciente de que tus palabras atraviesan mi estado de ánimo justo en el momento en que me planteaba darle la vuelta a todos los libros, intercambiar las formas incorrectas de energía, poner los calendarios de cara a la pared y decirte alguna de esas tonterías que ya has oído mil veces, pero con la intención de que la recordaras sonriendo como esas canciones lentas de Otis, en las que casi puedes llegar a tocar la luz tenue, con el suelo cubierto de serpentinas efervescentes y el hombro adecuado dispuesto y cerca; ese tipo de melodía en blanco y negro que comienza con los metales y que se va fundiendo poco a poco, despacio, como si te desnudara el alma una y otra vez para acariciarte por dentro, agitarte y dejarte meciéndote suavemente, ya sabes a qué canciones me refiero; en ese instante no importan demasiado los demás, se van desvaneciendo los malos recuerdos y solamente eres algo vivo, un ser único, irrepetible, y sí, definitivamente, son ellos los que se resisten.

5 comentarios:

Elena -sin h- dijo...

Y apuesto a que eres capaz de tocarlas sin partituras :)

Tamara dijo...

Te leo sitting on the dck of the bay,
¿te refieres a ese Otis? ojalá que sí.

Anónimo dijo...

como es que puedes escribir de tal forma que siento las letras como palabras y las historias tan mias?

Leila de Argentina
leilakoch_279@hotmail.com

Estepa Grisa dijo...

todos sabemos que tipo de cancion describes, y son diferentes para cada uno de nosotros. esa es la magia.

Elena -sin h- dijo...

Estreno nombre aquí que para eso eres tú y así de paso te doy la tabarra para que actualices ;)