22 de noviembre de 2009

uno bajo cero

Nunca aprenderemos a colocarnos a favor del viento, ni veremos a nuestro equipo ganar el campeonato. Puede que todas las oportunidades pasen de largo ante nuestra puerta, como si visitáramos un museo vacío; pero jamás perderemos todo lo que ya nos pertenece. Tenemos las certezas y los teléfonos rojos, las escaleras de incendios y un cajón repleto de conciertos. Así que antes de echar sal sobre la tierra quemada, piensa por un momento cómo sería todo sin aquel instante inicial, nuestro propio big bang. Sin esa forma de mirar que aprendimos con el tiempo y la práctica. Cambiaremos las reglas del juego si es lo que prefieres, pero los puentes entre tú y yo han soportado demasiadas lluvias. Porque nada dorado dura para siempre.

10 de noviembre de 2009

navegación silenciosa

Estarás ardiendo en cualquier esquina, como la mariposa que se enamoró de la cerilla, mientras yo despierto en el punto más alejado de ti y siento cómo me atraviesan las palabras adecuadas. Son demasiados intentos de fuga frustrados; y nos acostumbramos extrañamente a olvidar, caer y volver a levantarnos sin mirar con quién habíamos tropezado. Nunca nos salieron las cuentas, y cada vez que te acercabas yo me volvía hacia dentro. Un día me cansé de correr y decidí sentarme a contar las flores; tardaste tres semanas en darte cuenta de que no estaba a tu lado y volver. Ahora eres tú la que ha decidido cerrar todas las escotillas, apagar los motores y quedarte en silencio hasta que el enemigo se despiste y pase de largo. Mi corazón es un engranaje tan oxidado que se ha vuelto incapaz de bombear; el tuyo es un montón de cables que sólo se conectan entre sí. No sé qué ocurrirá con nosotros cuando llegue la primavera, pero tras el incendio no va a quedar piedra sobre piedra.