19 de agosto de 2009

mapa de ruta

No te habrás dado cuenta, pero

resonamos por las calles empapadas

horas después de habernos desvanecido

y dibujamos un mapa improbable de abrazos

en cada esquina mal iluminada

como los lunares de tu espalda bajo la luna

tejiendo la lenta armonía de los besos

esperando que en cualquier momento

algo ocurra, no sabemos muy bien qué

y creemos de la nada un universo de bolsillo

tras haber buscado sin éxito una salida de emergencia

será entonces cuando no necesitemos las palabras

no tendré que invocarte para que aparezcas

y nunca volveré a caminar por el filo

de vuelta a casa

10 de agosto de 2009

and it stoned me

La princesa por un día baila a metro y medio de distancia. Estamos solos en el bar, la luz es lo suficientemente tenue, y el camarero friega distraído un vaso mientras mira de reojo el espectáculo. Yo estoy sentado en un taburete junto a la barra y la última copa empieza a quedar demasiado lejos. Supongo que debo de tener una expresión ridícula, pero no deseo estar en ningún otro lugar. Venir a este sitio ha sido idea suya; mientras pagábamos el café me dijo simplemente “me apetece quedarme”. Yo en aquel momento no sabía muy bien a qué se refería, todavía no lo tengo del todo claro. Pero estaba preciosa con el pelo cayéndole sobre la cara de forma estudiada y casual, y llevaba las uñas de los pies pintadas a juego con sus ojos. Más tarde me contó que había tardado media mañana en hacerlo, y me sonrió, las manos extendidas sobre la mesa. Esa clase de cosas siempre me desarman, y ahora estando a su lado y mirándola mientras se mece me siento descender por un camino desconocido, sin tener muy claro qué voy a encontrar al otro lado. La princesa por un día se ha olvidado de todo lo demás y se limita a sentir la música como si fuera electricidad estática, la atraviesa y juega con su pelo. Por un instante parece volver a nuestro mundo, aterriza suave y me hace partícipe de la situación con un gesto. El tiempo es elástico y parece haberse detenido, ahora sólo necesito que la canción no termine nunca.

Supongo que me gustaría conocer el nombre de la princesa, poder compartir un segundo día a su lado. Tal vez llamarla por teléfono, ser consciente de que está ahí, cerca. Pero sé que los hechizos se deshacen como dibujos en la arena; así que disfrutaré del momento antes de que se evapore.