30 de julio de 2009

el ritmo de tu respiración cuando estás dormida, la tectónica de placas y la mano izquierda de Mehldau

Nunca me voy del todo, siempre permanezco cerca, como los extintores en los centros comerciales atestados de gente y con el aire acondicionado funcionando a máxima potencia. Sencillamente no puedo alejarme lo suficiente como para considerarte un punto más en el universo, tal vez porque eres una especie de sol infinito y extraño en torno al cual las órbitas se hacen cada vez más reducidas. Y también se acortan las distancias temporales, sin dejar de pensarte y de dibujarte si no estás, para empezar a echarte de menos cuando aún no te has marchado. Tejemos nuestra propia tela de araña con vistas al museo y el puente de La Salve, convencidos de que éste es el camino correcto, ésta es la música que debería sonar para siempre en cada uno nuestros abrazos. Tres pasos más y ya estamos bailando, yo siempre tan torpe, y tú flotando delicadamente entre los versos. Con la duda todavía sin resolver, un viaje largo en metro y las gaviotas sobrevolando la Gran Vía. Pequeños fragmentos que si se colocan en el orden adecuado forman un hilo invisible; ese hilo que une las yemas de mis dedos con el valle de tu clavícula derecha. Por eso nunca puedo irme del todo.

21 de julio de 2009

los olvidados

Pretendes recorrer la senda de los elefantes sobre tu bicicleta nueva mientras mi única aspiración es alquilar un rincón a la sombra de tus rodillas, con vistas al mar y servicio de habitaciones. Jugamos a perseguirnos en un inmenso océano de tres metros cuadrados, y nuestra sed sólo se calma cuando la luz del sol viene a visitarnos. En el despertador todavía resuenan acordes del pasado, pero cada vez tiene menos sentido mantener el fuego encendido, casi todo lo que fui se redujo a cenizas en el incendio. Luego toca el olor a café y jabón, seguir viviendo, aunque a veces la vida es el intervalo de tiempo entre dos besos tuyos. Pequeñas muertes fugaces y eternas. Aliméntame de vez en cuando, llévame secuestrado a tu jardín. Prometo contarte mil y un cuentos mientras vemos crecer las flores a nuestro alrededor.

6 de julio de 2009

Lo difícil es mantenerse

dejé mi corazón enterrado en las nieves perpetuas

traté de subirme al último vagón en marcha

sin saber si me llevaba al destino adecuado

vi pasar ante mí las oportunidades que más brillaban

aprendí que las heridas no se cierran solas

me volví un experto en deshacer nudos

olvidé dar la vuelta a los relojes de arena

acaricié las llamas un poco más de lo debido

intenté escapar de las emociones precocinadas

no regué las flores a tiempo

cuando más silenciosamente lo pedían

y disfruté del desierto por una temporada

me transformé en río y mis aguas se evaporaron

cuando regresé seguía siendo

ese niño que sonríe en la fotografía

como si no tuviera miedo a recorrer el alambre

así que abrí la maleta sobre la cama

y descubrí que estaba vacía

y que todo

Todo

se había quedado aquí

dentro