27 de diciembre de 2003

Juguetes usados

Quiero poner sobres blancos de sonrisas dentro de tu sombrero negro de la ausencia. Quiero llenar con papel los huecos que tus ojos como espadas crean en mis estados de ánimo. Quiero caminar paralelo a los alfiles que mueves sobre el tablero de ajedrez que dibuja el suelo del bar de moda. Quiero beber del vaso que me ofreces sin hablar desde tu esquina de la mesa, mientras disimulas y callas lo que sabes.
Quiero saber de ti a cada momento y apurar el trago de tu voz, memorizar cada gesto, hasta que se nos cierren las puertas que sólo miran hacia mañana. Quiero oírte decir que aún es posible dar sin recibir y reír sin tener que llorar más tarde.
Cuando se nos han quedado pequeños los columpios del parque
y cuando hemos comprobado que sólo en el cine hay
finales felices.

21 de diciembre de 2003

Enamoramiento

Te veo entre la gente
como quien mira una paloma
y me tiendo ante la sombra
que me brindas de repente.
De ti me enamora
la belleza serena de tu rostro
y la tenue seguridad
que muestras al hablar.
Me conforta tu mirada
y tu postura cuando estás
pensando en otra cosa.
Parece que un brillo especial
te rodea y te protege de tu entorno
haciéndote inalcanzable
como si intentara coger
el viento que habla a través de las flores.
Tal vez por eso
no siento miedo, sino
la certeza de haber encontrado
mi brújula.

20 de diciembre de 2003

talismán contra la oscuridad del corazón

Pienso en ti
y siento una fuerza que me empuja
a plasmar lo que pasa por mi cabeza.
Debo hacerlo, porque
todo es perecedero,
todo tiene un final,
y lo que ahora me mueve
cambia (evoluciona, se transforma)
y ésta es la única forma que tengo
de dejar en un cajón
una especie de autobiografía
ficticia o real,
con profusión de películas
memorizadas rellenando los huecos
que yo no pude tapar.
Siento la vida correr por tus venas
mientras apuras tu botellín
y me dejas entrever que
eres tú quien maneja los hilos
de los que estoy colgado,
usada marioneta del entendimiento.

19 de diciembre de 2003

Clandestino

Secreto a voces,
miradas que cruzamos
completamente solos rodeados de gente.
Siento de nuevo la vieja llamada,
la vibración que me lleva
a ponerme manos a la obra
para construirte
un castillo en el cielo,
una playa a la que lleguen los mechones de tu pelo rubio.
Veo clara la obligación
de hacerte feliz, de robarte
una sonrisa que me ilumine el día
y borre de un plumazo
los charcos de la calle
el frío de algunos cuerpos
las falsas compañías
y los recuerdos en oferta.

14 de diciembre de 2003

ángel de luz

Haces que mis sentimientos
crezcan como el trigo de tus ojos.
Así mi pena es inmensa si no estás cerca,
y si te veo siento que por fin
la noche se reconcilia conmigo
y una estrella baja
y pasa un brazo sobre mis hombros.
Me quedo ausente, vacío el bar,
yerta la música, mirándote
coquetear aquí y allá,
te meces como un junco.
Te muestro mi equipaje abierto,
mis maletas de cartón.
Nuestro destino es
volver de cualquier sueño
con algo que contar
e intercambiar como cromos de niños
nuestras miradas furtivas.

13 de diciembre de 2003

Oscuridad del viernes noche

Siento mi mente incendiada
veo reflejos de la tormenta
que superé con mucho esfuerzo.
Me mira la pantera
desde su privilegiada atalaya.
Nunca sé comportarme
y me abruma tu presencia;
me acerco a ti procurando
mantener la distancia de seguridad
(la única verdad que conozco eres tú)
y tú te das cuenta y me ofreces un brindis.
Luego apago el fuego
y me lamento por nada.
Soy el soldado que llama
a la puerta de la reina
pero nadie sabe el secreto,
ni siquiera tú.