Tratas de alcanzar la costa
antes de que caiga la noche,
pero no es nada fácil mantenerse a flote
con los bolsillos repletos de piedras
y esos tacones arañando el cielo
Tus palabras son imanes para las mías,
Y me dejan tirando del hilo de mercurio
a salvo de la oscuridad y la niebla,
lejos de los fantasmas escondidos
bailando la misma canción una y otra vez
Ni tú ni yo necesitamos repetirlo:
hay cosas que simplemente
aprendemos en un instante
y luego empeñamos media vida
para olvidarlas