21 de enero de 2008

imperativos, necesidades, obligaciones

Nadie es capaz de recordar con exactitud cuáles fueron las últimas palabras de la estrella del rock´n´roll, pero apuesto a que pensaba en ti. También lo hacían todos los fabricantes de paraguas para días sin lluvia, y cada uno de los barrenderos que olvidan billetes debajo de los bancos de piedra. El camino es cuesta arriba pero siempre merece la pena recorrerlo; el itinerario varía de una vez a otra, comenzando invariablemente en el sacro y terminando en la nuca. No existen en tu mundo dos formas de mirar iguales, como tampoco hay atajos ni nos permitimos los adelantamientos por la derecha. Nos acercábamos hasta el borde mismo del escenario, caminando sobre la cuerda floja y jugando con las líneas del paso de peatones, para descubrir después el punto exacto en la geometría de esta ciudad en el que nada más tiene importancia. Todo sucedía por primera vez en un instante sincronizado, como las libraciones y aquel lunar en el dorso de la mano, sin que quisiéramos hacer o decir nada para evitarlo; bailando y girando en redondo sin mover los pies del suelo. Ahora soy capaz de almacenar recortes de tu vida pasada, y si cierras los ojos tú también perteneces un poco a todo lo anterior; en el fondo siempre estabas ahí, agazapada, esperando el momento preciso para aparecer y hacer que encajasen las piezas, todos los puentes que aparentaban no tener final. Por eso nadie consiguió capturar el momento exacto, ninguna fotografía tenía el encuadre adecuado ni la luz necesaria. No hacía falta, no nos hacía falta.

6 comentarios:

Mujer Polaroid dijo...

Leerte no cambia con el tiempo, sigue produciendo la misma sensación a lo largo de los años, una constante sensación de bienestar. Hilar la realidad entre palabra y silencio, crear un mundo habitable y capaz de albergar historias que uno nunca se cansa de leer.

Es curioso que hayamos escrito el mismo día, que yo haya vuelto a dejarme leer. El regreso siempre fue una longitud a recorrer cuando uno quiere regresar a casa.

Te llevo...

BLQ dijo...

un padre de un amigo mío recorta de períodicos y revistas las fotos de una exnovia suya, que es modelo y a veces sale haciendo anuncios. Puede sonar raro, a mi amigo de la igual, yo tenía curiosidad y le pregunté... no lo hace por morbo o diversión, nada más lejos de eso, lo hace para recortar trozos de la vida pasada de su hijo, de una chica que entró en su casa y ahora echa de menos por su forma de ser...

solo recorta trozos de su pasado

Elena -sin h- dijo...

No existe la fotografía de ese instante perpetuado en los pulsos, nunca tiene el color suficiente y le falta la música. Esa que sólo tú eres capaz de escuchar y que te lleva al punto exacto de una piel concreta. Allí donde todo suena con colores vivos.

sb dijo...

se me ha adelantado sherezade, no hay lente ni pulso capaz de extraer todo el jugo de esos momentos condenadas a no repetirse...

Prudencio Hernández Jr. dijo...

Nada es tan olvidado como una fotografía, no marca ni un principio ni un fin, las fotos no existen, otras emfoques que nunca se tomaron son recortes del pasado prendido en la mente y en los corazones del presente.

Tamara dijo...

Un aplauso