22 de marzo de 2010

let it bleed

siempre tienes claro cuál es el próximo paso,

aunque arrastres ese sabor metálico

las lanzas clavadas sobre tu sombra

y demasiadas heridas sin cerrar


por eso me extraña encontrarte

a medio camino entre el azúcar y la sal

como si no conocieras la carretera

a pesar de haberla construido


las luces están apagándose

y las chicas saben que es la hora del cierre

así que es inútil resistirse

pretender que la fiesta acaba de empezar


ya no quedan pieles de cordero para todos

y los tigres llevan horas acechándonos

piensa bien hacia dónde echar a correr

porque intentaré dar el primer mordisco


puedes sentarte a esperar al próximo accidente

o prender fuego al colchón con nosotros encima

me enseñaste que el tiempo no espera a nadie

y ni siquiera contigo haría una excepción


créeme,

no es la mejor noche

para poner en juego el campeonato.

5 de marzo de 2010

let's get lost

Tus palabras llegan con retraso, el cartero no encontraba el buzón en el bosque. Pero llegan con la fuerza habitual, para remover todos los cimientos, hacer que mire al mar de nuevo y me puedan las ganas de escapar para mirarte a los ojos. Y aún estoy al otro lado, junto al quinto árbol a la derecha, pensando en lápices de colores tan pequeños que es incómodo escribir con ellos. En cuadernos rojos de anillas, en los que faltan un puñado de hojas arrancadas que, supongo, habrán muerto de hambre, olvidadas en cajones que nunca las quisieron. Echando de menos las frecuencias de los trenes y los autobuses, las luces y los olores. Echando de menos materias delicadas, que todavía están aquí, pero que parecen quebrarse al menor soplo de viento. Los ángeles deciden irse en cuanto huelen los problemas, y me estremece aprender cómo hay personas que nunca se alejan, momentos que se quedan grabados con todo lujo de detalles, para lo bueno y lo malo. Exactamente como tu forma de mover los hombros cuando bailas sentada sobre la cama. Al fin, esas muescas son las que un día, sin saber bien por qué, nos hacen sonreír y cerrar los ojos. Necesito que venga el tiempo y ponga cada cosa en su sitio: las heridas al lado del camino, los silencios a la espalda y tus palabras en mis oídos.