22 de marzo de 2004

Nieve y carbón

Él quería descubrir el significado de todas las palabras llanas que brillaban en los carteles de la autopista, y tenía los bolsillos cargados de dudas sin afeitar. Ella sabía fingir decepciones y odiaba las ventanas que rompían la armonía muda de sus cuatro paredes. Los dos creían que hay muros imposibles de saltar y entradas de cine que no merecen la pena. Coincidieron una mañana gris como tus ojos en la parada del autobús. Él llevaba las manos vendadas y ella la mochila vacía. Sus miradas se encontraron en la espiral de ruidos y luces de la calle. Un restaurante, una cita como las de las películas en blanco y negro, dos vidas resueltas con la felicidad de los anuncios de televisión. Ella con un vestido elegante, él apareciendo puntual sin señales de golpes en sus labios, la primavera abriéndoles los ojos con ternura. Los dos decidieron que hoy irían al trabajo caminando.

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