2 de noviembre de 2004

Princesa herida

Termina la cuenta atrás y otra vez estás sentada en el borde, con una pegatina en la chaqueta y sonriendo a todos los chicos que te miran desde arriba. Peleando con un portero para que te deje entrar sin pagar, haciéndote pasar por la novia de un chico que luego intentará algo más, difuminando el maquillaje. Es tu espejo el que devuelve amplificado el brillo en tus ojos, es tu bolso el que desapareció mientras mirabas hacia otro lado. Hay una capa de cera que se derrite, un muñeco de novia sin cabeza sobre la tarta, una visita no deseada a los servicios. Un tacón que se rompe y un pendiente que se pierde. Es el precio, la llave que abre la puerta del desván, en cada beso una promesa con un pequeño alfiler. Demasiado tarde para descubrir que el futuro no es vivir de prestado en una caja de cerillas.

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