22 de noviembre de 2004

abecedario

Los aviones de papel aterrizan en la papelera mientras crecen mis ganas de conocer el último verso que duerme entre los pliegues de tu bufanda. Necesitamos un tendedero sin cuerdas y unas tijeras con la punta redonda, hojas sueltas de un calendario antiguo y una estrella que nos quepa en el bolsillo junto a tu mano y la mía. La tarde suena a carpetas amontonadas y caramelos flotando en una taza de café. Tu mano transmitiendo información a la mía a través de un centímetro de aire y preguntas sin respuesta. Recuérdame cada promesa que no voy a romper. Pídeme que te rapte y huyamos a ese bar en el que la última ronda es siempre gratis, al banco bajo el árbol de todos los inviernos de mi vida. Todavía no ha empezado a nevar y ya me apago sin ti; nunca entendí la lógica que encierra tu forma de aparecer en cada pequeña escena, como un marcapáginas en ese libro que tuvo demasiadas visitas y segundas oportunidades. Tengo una caja vacía de cuentos que contarte; cuando quieras regalarme consonantes, pídeme a cambio una vocal.

1 comentario:

Anónimo dijo...

simplemente me encanta :)