27 de julio de 2004

Paralelo

No se me ha borrado la sonrisa de niño que me dibujaste, y en esta ciudad la niebla esconde todas las versiones oficiales. Necesito sentarme en la arena, con sonido de mandolinas de fondo y tu olor a mercurio salvaje cerca. Hace siete meses yo todavía tenía los pies en la tierra, no trepaba a los árboles y negaba con la cabeza. Tú en cambio ya volabas cometas sin cuerda y saltabas de tejado en tejado. Tal vez hay historias en las que nadie sufre y no hay por qué hacerse daño: tal vez por un momento ella no se va, él no se queda tras el parabrisas. Nos hemos acostumbrado a los cuentos con final triste, pero hay que creer que aún es posible. No hay una canción en común, un libro, una película, un rincón con hojas por el suelo. Hay todo un mundo; no dejemos que las mariposas ardan.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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