8 de julio de 2004

Bajos vuelos

Pretendo secuestrarte sin romper la punta de esas tijeras que cierras cuidadosamente antes de cada beso. Tengo un plan perfecto, con huida en descapotable y cientos de cigarrillos mal apagados en la guantera. Sólo necesito un zumbido, ojear la guía de teléfonos de tu comarca, y robarte el aliento con ese olor tan tuyo. He dejado las camisas sin planchar sobre la silla, y escucho el rumor del mar a través de la ventana. Pronto haré un viaje del que no creo que vuelva: hay lagartijas en el desierto que se tratan mejor que nosotros dos, aunque el chico de los lápices afilados nos diga lo contrario. Sólo busco tu mano en mi hombro, tu pelo entre mis dedos, una postal sin franqueo pagado. Todo son esperas...

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