18 de mayo de 2004

Hipotecas

Hoy ha sido una bonita tarde para volver a nadar en la pecera, para soltar todo el lastre de tensiones no necesariamente soportables. Pedazos de cartón que acumulamos como anclas en el cajón con llave de la cómoda. Nadie te va a hacer daño así, dicen gaviotas cada vez que anochece. Las miradas no duelen, etcétera. Mentiras aprendidas en cursillos intensivos... Hoy rompo papeles cuadriculados, te escribo directamente en el suelo, sin rincones donde esconderme, sin una cerveza en la mano como escudo protector. Esto pretende ser el epitafio del vuelo de una hoja de periódico, un pretérito sin síntomas de lucidez. Jamás es una palabra tan definitiva...

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