Prendimos fuego a la locomotora para que el tren alcanzara la máxima velocidad, pero al hacerlo éramos plenamente conscientes de que eso la haría descarrilar, dejándonos un regusto amargo a cerveza caliente y lápiz de labios. Desde aquel fogonazo llevo días tratando de exorcizarte, náufrago, desordenando las palabras que te mantengan en el rincón de los buenos recuerdos que se borraron de golpe para siempre; pero cada vez que me descuido vuelvo a sorprenderme recorriéndote con la memoria. Y lo cierto es que estoy harto de huir en círculos, como si estuviera siguiendo el mapa inacabado que me aleje del instante inmediatamente anterior, ése que siempre vuelvo a afrontar de manera inevitable. Justo antes de descubrir que al final del camino sólo arden el kit de camuflaje, el poema en la ventana y las máscaras equivocadas.
9 comentarios:
Siempre lo aciertas con una palabra:
"Recámara".
Bendita y maldita recámara.
si al final el tren tiene que descarrilar no hay mejor opción que hacerlo a toda velocidad, ¿no?
Me has dejado bloqueada... me quedo un rato por aquí. Eres lo mejor que me ha encontrado en tiempo... Inmensas palabras,me has encantado.
dulces besos ácidos :)
"Desde aquel fogonazo llevo días tratando de exorcizarte, náufrago, desordenando las palabras que te mantengan en el rincón de los buenos recuerdos que se borraron de golpe para siempre; pero cada vez que me descuido vuelvo a sorprenderme recorriéndote con la memoria."
Me en-can-tó!!
Un abrazo
Aunque la cerveza esté caliente, onserva su propiedad de apagar fuegos...
Gracias... Si me lo permites me uno al abismo.
dejo solo un comentario para que haya presencia masculina en la opinion sobre el post.
Cuando me subí a mi primer tren y descarriló me prometí que no volvería a pisar una estación. Ya estoy subido en un nuevo tren...
Me encanta como escribes, solo he vagado y nunca comentado hasta ahora. Sigue así. :)
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