Sonríes azul con alma de gata y al instante desarmas todos los argumentos secretos, mi pequeña colección de excusas no improvisadas para permanecer un minuto más junto a tu calma salvaje. Con el ritmo sincopado de tus palabras cálidas puedo transportarme a cualquier otro lugar, manteniendo la certeza inquebrantable de que al otro lado siempre encontraré tu mirada y esa especial capacidad para detener o acelerar el tiempo a tu antojo. En la mayoría de las ocasiones es así de sencillo: enciendes la llama y el resto del mundo se queda a oscuras, atrapado en una línea continua que vas dibujando con tu dedo índice. Y como una lluvia interminable vas ocupando todos los huecos sin moverte de la ventana; mientras, yo soy la intermitencia y el cuaderno en blanco, la duda nunca resuelta. Por eso nuestros abrazos siempre tienen algo de eclipse, de tormenta de verano que se desata con un gesto y de repente amaina. Todo tiene la importancia que quieras darle, así que abre el libro por una página al azar y dime la primera frase que veas. Esa será mi excusa favorita hasta mañana.
5 comentarios:
Me gusta .... tus letras emanan sentimientos sin llegar a ser empalagosas.Me gusta tu manera de plasmar las cosas...
Un beso
Suena muy bien, sobre todo el abrazo-eclipse. Deberías patentar o difundir esa imagen literaria.
Gracias por tu comentario!
Hay un torrente de genio en lo que has escrito.
Como una lluvia interminable vas ocupando todos los huecos sin moverte de la ventana
Me gustó mucho, como siempre.
Cómo un cuaderno en blanco, que se va llenando con palabras.
Un abrazo.
¿Qué queda por hacer cuando todos los huecos pueden ser llenados solo por la imaginación?...
¿Cuándo se cae en la cuenta que esa imaginación engendró una letras que son mentiras piadosas generadoras de falsas esperanzas?...
¿Cuándo la realidad te pasa por encima de tal manera que no hay más refugio que la imaginación pero ya no quiere uno/a mentir(se)?...
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