11 de marzo de 2009

el tiempo es un efecto fugaz

Suena la canción con la que el autobús entraba en tu ciudad en aquel mes de julio; era incapaz de imaginar lo que iba a encontrar. Y la magia dispara la memoria, recuerdo el recuerdo inventado de tu tacto antes incluso de conocerte. Los prontos se acumulan, y pienso en la densidad de determinados abrazos, en cómo un amigo se agarra a ti al sentir que está cerca uno de esos momentos que nadie desea atravesar. Volver de una guerra sintiendo que te van a enviar a otra. Las expectativas desechas, un hilo verde arrastrado entre las piedras. Todo se mezcla con los primeros compases, y no hay un motor más potente en este mundo. Un bono de diez viajes para la zona 1, las monedas equivocadas y una hoja seca que se desprende de un árbol para caer en tu regazo. No hay abrazos como los tuyos, de eso no tengo ninguna duda. Y sólo necesito sentarme al piano para pintarte de nuevo, como el primer día, frente al café central, la gente que nos miraba al pasar y todas las emociones al borde de la piel. Llevo todo eso y mucho más en la punta de los dedos, y tú almacenas nuestra historia en un lunar concreto de tu mano derecha. Así que no podemos caer, hay un nosotros que late escondido en el lugar en el que las personas que nos hacen daño nunca se atreverían a mirar.

3 comentarios:

Tormenta. dijo...

oufffffffff, entre que es casi primavera, y leyéndote.. me emociono demasiado.. eres genial Jesus, siempre consigues, emocionarme..
Besos tu fiel seguidora Esther!!!!


muackkkkk!.

Pd:Me alegró verte por casa, no estoy acostumbrá!.

Anónimo dijo...

Algo nos crece en cada pronto, la canción nunca termina, algo la sigue, la amplifica. Tu sonrisa de fondo cada día está mejor dibujada en mi cuaderno rojo.

Anónimo dijo...

Insisto!
Escuchar alguna de las canciones que prometes hace tantos años sería encantador, sobre todo teniendo en cuenta que manejas guitarra y piano por lo que dejas ver(leer).
Es ¿Qué solo tu ella puede escucharlas?

Beeeeeeeeeeeso

PD: Que no se atrevan a mirar es un buen castigo, pero que no se atrevieran a hacer daño sería mucho más justo.