19 de mayo de 2008

200

Empiezas a pensar que doscientos asaltos son demasiados combates seguidos. Y apenas has tenido tiempo de pararte a levantar la cabeza entre uno y otro, porque prácticamente has hecho lo único que sabías, y a veces ni siquiera tenías claro hacia dónde levantar los brazos, simplemente tratabas de encajar los golpes de la mejor manera posible. Por eso ahora te descubres cansado, te cuesta reconocerte en la imagen que te devuelve el espejo.

Ahora tienes claro que la contra está bien para aguantar un par de noches, pero no puedes permanecer eternamente al borde, porque también la tierra se ha comenzado a mover bajo tus pies, y corres el riesgo de quedarte colgado del otro lado del columpio. Frente a esto, desconfías de las voces de ánimo desde la esquina, porque ya no distingues quién está de tu parte y quién espera verte caer; así que tu única tabla de salvación es ese abrazo partido, tratar de evitar el cuerpo a cuerpo de la única forma posible. Es como si intentaras apagar un fuego con las manos desnudas; mientras lo haces no sabes si es mejor el remedio o la enfermedad, pero una vez que has empezado no puedes detenerte. Y admites que todo sería más sencillo si no hubiera campana que anunciara el final, si la lucha acabara sólo al decidir que ya es suficiente.

Cuando los músicos se marchen a dormir no nos quedará más remedio que continuar bailando en silencio.

7 comentarios:

Marta dijo...

A veces, la pelea que más cuesta no es la que se tiene con los demás.
A veces el cansancio lo genera la pelea con uno mismo.

No basta con decidir que ya es suficiente.

Como siempre tu texto lleno de música. Como siempre me gustó.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Para ser "justos", digo matem�ticamente hablando, para los dos a�os te faltaba una semana y si no he hecho mal los c�lculos, digo los de interpretaci�n literaria, para los 200 te falta uno.
No me cierran los n�meros, pa no variar en mi o nontend� n� pa no variar en eso tampoco.
�Melospl�?

Beeeeeeeeeeeeeeeso

Elena -sin h- dijo...

Espero, de verdad de la buena, que el silencio no te llegue nunca :)
Felicidades que a mi me queda poco para alcanzarte!

Beatrix dijo...

Así es, seguir adelante. No hay marcha atrás. De sobra sabemos que el espectáculo debe continuar.No es fácil. Pero ojalá que algún día llegue a ser, por lo menos, más sencillo.

Pamela Bram dijo...

Aunque creamos en el silencio, podemos no olvidar tararear ciertas canciones, al oído o a las manos.

Echaba de menos leerte.

Noviembre dijo...

Me encanta...
Me encanta ese blog.
Total y parcial: genial.

Seguiré leyéndote...

Tamara dijo...

En la batalla todavía hay una excusa por la que luchar.