6 de diciembre de 2007

random

Cuando acaban los títulos de crédito iniciales, cada personaje busca una forma más o menos original de presentarse, de resumir su pasado y su presente en unas pocas líneas de diálogo. Algo que suene natural, nada forzado. Y por supuesto, los protagonistas vacían su mochila frente al público. Hay un intercambio de restos de naufragios anteriores, pequeñas baratijas convertidas en grandes tesoros cuando se miran con la lente precisa. La banda sonora de estas primeras escenas es fundamental, para que el espectador se sitúe a uno u otro lado del puente que está ahí, invisible, pero inmenso, y por tanto es obligatorio atravesar. Si permites que sea el azar el que elija el sonido de fondo, te arriesgas a que las cuerdas de colores se enreden inevitablemente. Pero eso no tiene nada de malo, sólo le añade emoción a un montón de palabras lanzadas al aire cargado de humo. El telón no puede caer hasta que todos los actores han salido del plano. Y el nueve era un número cargado de significado en otro tiempo; basta con fijarse en los set-lists adecuados, o abrir el libro por cualquier página y saber interpretar las pistas. De modo que de alguna forma tenía que estar presente esa cifra, encabezando la escena, aunque este es tan sólo el primer o el segundo capítulo.
En el plano final, cuando vemos al protagonista girarse, subirse las solapas de la chaqueta y caminar calle abajo, descubrimos pelusas rojas en sus vaqueros, y un poco de polvo en sus botas. Son las condecoraciones silenciosas, el corazón púrpura de una noche de diciembre en la que el ascensor sólo llega hasta el séptimo piso y un gato negro acaba teniendo siempre la última palabra.

3 comentarios:

Elena -sin h- dijo...

Las últimas palabras de un gato negro a veces tienen más de 9 letras y mucho colorido como sombra pero es necesario observar la película entera e ir tejiendo las pistas. Te lo digo yo que nunca he creído en últimas palabras.

Por cierto, me has recordado a Quique, no se bien porqué (que es la mejor manera de recordar a alguien).

BLQ dijo...

o las primeras, quien sabe... pero algo me inquieta, pues por muy grande que sea ese puente nada nos obliga a cruzarlo, no debo y no quiero obligarme a nada, solo hacerlo cuando salga, natural, oportuno o inoportuno, pero con emoción, con ganas tal como dices

Anónimo dijo...

Las peliculas son esa mierda que nos hacen creer que todo es posible mientras nos mantenemos como corderitos arreados entre el público y los que están en pantalla nos venden una mentira a precios irracionales sin poder comprar con sus ganancias ni un solo pedacito de verdad.

¿The end or continue ...?

Aplausos y el show debe continuar.