Eres la mujer ovillo. Un foco azul te ilumina y miras un poco a todas partes, como si estuvieras perdida pero al mismo tiempo segura del terreno que pisas. Avanzas un paso, retrocedes dos, y en alguna parte del baile cierro los ojos por temor a ver cómo te desvaneces. Supongo que siempre preferí despertar con una nota sobre la almohada, o carmín en el espejo del baño. Deja de sonar la música pero tú sigues ahí, atrapando el instante, saboreándolo antes de dejarlo marchar. Cuando los aspirantes dejen caer sus abrigos a tus pies, recuerda que el único remedio consiste en abrir el libro correcto por la página incorrecta. Escuchas los halagos que no necesitas como si fueran un conjuro contra la tormenta, esta tormenta frágil, que apenas te acaricia y se rompe en mil pedazos, dejándote seca por fuera pero terriblemente lejos por dentro. Al final sólo quedarán los retazos: el mapa de carreteras de un país impronunciable, el esqueleto en el armario y los antifaces sobre la hierba recién cortada del jardín. No hay alternativas cuando tu voz puntual parece quebrarse, no hay escudos ni trinchera en la que resguardarse. Eres la hora del hielo, la espalda desnuda contra el piano. La explosión silenciosa cuya onda expansiva me arrastra a mil kilómetros. La mujer ovillo.
5 comentarios:
Sólo falta encontrar el hilo adecuado y cruzar los dedos para que todo empiece a oler a nuevo, a ozono y a acordes impronunciables.
Se te va a echar de menos estos días :)
¿Ahora qué?
¡Parecía que venía de final feiz y ya lo retorciste otra vez!
Esto es peor que una telenovela Brasilera (porque hasta las mexicanas son un poco más estimulantes pa los besos)
Joer, ¿Cómo se hace pa que esto te avise al mail cuando escribiste el final y vuelvo entónces?
Beeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeso
al final nunca queda nada
estoy con Sherezade..
a cruzar los dedos pues...
Lo imprimí y lo pegué en la agenda nueva. Lo leo a menudo, pienso y espero. Espero a que me sorprendan las ganas de estrenarla.
Besos.
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