Me gusta pensar que eres tú quien me deja sin palabras, te las apropias todas para hacerme enmudecer. Y yo me dejo, seguramente consciente de que la mejor forma de crecer es cerrar los ojos, escuchar tu voz y respirar hondo. Así que con tus palabras y las mías vas tejiendo un refugio inexpugnable, una fortaleza invisible desde el exterior. Porque no lo imaginas, pero cada una de tus palabras abre mil puertas, llenando mi silencio de ideas y derribando mis defensas. Y a ti siempre te parece mi postura la más cómoda, en tu universo infinito de abrazos y sonrisas, de presencias constantes, pero me gustaría que por un momento pudieras asomarte de este lado, sentir la luz que irradias: aquí todo es tú. Así que si no te importa, me quedaré un rato más, sumergido en tus ojos sin fondo, mientras tú sobrevuelas la habitación con tus sueños hechos palabras, convertidos en alimento.
6 comentarios:
Precioso. Sincero. Genial.
¡¡Mencantó la modificación bonito!!
Es imposible que tú te quedes sin palabras (gracias a Dios) :)
Lo que sí es posible, y tantas veces pasa, es que no las encontremos, se esconden entre las sábanas, bajo la almohada o en un guiño y rara vez nos atrevemos a ir por ellas. Tienen más magia presas de otras pestañas.
P.D. Tienes una respuesta-mail-cuento ;)
se necesitan palabras muy fuertes para hacer una verdadera fortaleza, suerte con ellas....
Y si no son las palabras en sí, será, en la intimidad de dos, la forma en que se dicen o los gestos que las acompañan o lo que callan eso que nos permite conocernos. Palabras, en cualquier caso. Pero siempre las suyas.
Me gustó mucho leer este post.
tu sabes donde esta la chica del atico sin ascensor?
Publicar un comentario