3 de abril de 2007

para la niña de salitre

Nos conocimos por dentro antes que por fuera, y por eso hay ciertas cosas que nunca te digo, que no caben en ninguna lista porque están flotando en el aire, en un equilibrio imposible en el que nadie es capaz de asegurar si eres frágil y te estás haciendo la dura o todo lo contrario, o tal vez depende del momento. Por eso hay veces que prefiero respirar y disfrutar del placer de sentirme en casa en tu silencio aunque ninguno de los dos estemos de acuerdo con la definición oficial de esa palabra. Y como me conoces de una forma tan compleja, directamente la raíz y después, mucho después, las ramas, sabes bien de lo que hablo. Porque te llenaste la voz de orillas accidentales al intentar llegar antes que tu sombra a la felicidad, ahora repartes sonrisas como paraguas contra este cielo gris que nunca te hace justicia. Y no necesito decirte todas esas verdades que te han dicho tantas veces y que se convierten casi en tu segunda piel, prefiero bucear un poco y detenerme un momento en el pequeño gesto que pasa desapercibido. Porque no hay normas escritas desde el mismo instante en que nos encontramos, cuando veníamos caminando sobre raíles paralelos y nos cruzamos en el punto de inflexión de dos vuelos sin motor a punto de aterrizar de emergencia. Como una puerta que está siempre entreabierta, a la que es inevitable asomarse con veneración, apenas un misterio intuido. A partir de entonces has seguido creciendo dentro de mí como has hecho con cualquiera que se haya cruzado en tu camino, un poco cada día hasta que la respiración se acostumbra al fuego y el hielo a la vez, todo en su justa medida, recogidos allá por donde has ido buscando razones y finales para los cuentos de luz y para los de oscuridad, esos que nunca acaban como querías, sino como esperabas. Formada como tu playa, a base de sedimentos, huellas de otras vidas que has interpretado, que te han ido perfilando. Porque cada vez que apareces pienso que tu tiempo se expandió mientras yo me limitaba a ver arder las cerillas, y ahora estás siempre a dos manzanas de distancia, dispuesta a compartir una cerveza y un espacio que ya estaba ahí desde antes, antes incluso de que amaneciera. Así que sólo puedo ofrecerte garantía de continuidad: todo acaba pasando, las caras y los cuerpos se alejan y se diluyen en el tiempo, pero hay un puñado de permanencias, como caracolas que nos sirven de referencia cuando nos rodea la niebla: si te parece bien, me quedaré hasta que se apaguen todas las llamas, hasta que se enfríen las cenizas, y después si quieres un ratito más todavía. Un grano de tu arena vale más que todas las estrellas fugaces juntas.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Dicho así, sobran las palabras.

:)

Anónimo dijo...

Hay veces, con el temblor del terremoto en los labios, que las palabras, las manos, te refugian como en los cuentos, te renuevan tanto las sonrisas que terminan por escaparse de tus bolsillos. Volando entre contraventanas. Y esas veces son posibles por gente como tú.
Esa playa, esos gestos, esa felicidad que siempre rozo aunque no alcance, todo eso, también es posible por gente como tú, es vuestro. Es nuestro.

Nunca comprenderé porque la palabra "GRACIAS" no está aún en el diccionario. Mientras tanto, te espera la siguiente cerveza, que esta vez invito yo ;)

Poca gente es capaz de dejarme sin palabras. Tú hoy lo has hecho :)

Pamela Bram dijo...

Acepto. Me quedo. Quédate.

Pero no soy la niña...

amsha dijo...

Es cierto! la palabra gracias noe stá en el diccionario! no entiendo na...>)
Bonita manera de mirar a otra persona.1saludo

La puta que no te parió dijo...

La niña de salitre dice que invita, al final ¿Va a haber beso?.
No te digo que me estoy comiendo las uñas porque me las pinté peeeeeeeeeeeeeeeeeero...

Bowie dijo...

escribe usted rematadamente bien

sólo quería decirle eso

va el abrazo

Anónimo dijo...

¿Yyyyyyyyyyyyyyyyyyyy?
¿La niña de salitre o yo?
Porqué una cerveza puedo invitar, no me pidas mucho más que eso en cuestiones monetarias pero pa cerveza siempre hay bombón.

Yo también se guiñar el ojito mirá: ;)

Natxo sin parentesis dijo...

Pero que bien la has retratado.Perfecto.

A ver si entre todos la hacemos sonreír hasta que la sal le cierre definitivamente los candados.

Y disfrutad de la cerveza :P

Anónimo dijo...

Hola arribe aquí por unos cuentos tuyos publicados en letras de chile; he leido varios cuentos anteriores a este, me gusta tu estilo dinamico, descriptivo y rapido (a mi visión), espero que continues escribiendo ya que tu literatura es bella y refleja muchas cosas que los humanos sentimos en determinadas situaciones.

Yo escribo también, en mi perfil esta mi blog, soy novato y seria.

Anónimo dijo...

Se me olvidaba otra cosa, tu estilo de escribir tiene un parecido con la forma de cantar de Jorge Drexler