17 de marzo de 2007

estas calles tienen demasiados nombres

Para ella siempre llueve, y no hay refugio que pueda protegerla de la tormenta, piensa a menudo que debería haber escuchado las voces cuando el cielo estaba despejado, todos los que le hablaban del equilibrio, de las dos caras de la luna, ella no tenía tiempo ni espíritu para malos augurios y hacía oídos sordos. Ahora que la noria ha dejado de girar ha descubierto que lo peor no es perder la perspectiva, sino formar parte del grupo de transeúntes sorprendidos que se quedan a mitad de camino cuando el semáforo cambia de verde a rojo, y no saben muy bien si avanzar o retroceder. De modo que se encuentra en la otra orilla de la playa, buscando una señal en todas las luces brillantes, con cierto complejo de culpabilidad que contrarresta con unas gotas de rencor. Y sigue lloviendo, a pesar de que es imposible tanta insistencia, y no hay forma de encontrar el camino de regreso cuando sales del laberinto por la puerta trasera y dejando atrás todo lo que has sido durante tal vez demasiado tiempo. Lo peor no es intentar volver, sino malgastar la arena enterrando los momentos perdidos en lugar de utilizarla para construir una nueva carretera de sentido único, escapando para siempre de la lluvia y las puestas de sol perpetuas.

6 comentarios:

La puta que no te parió dijo...

¿Porque yo leo tristeza en este blog?

¿A quién se lo pregunto si nunca respondes?

Será eso...
Tú escribes, yo leo, la tristeza corre por mi cuenta, si hasta hablo sola fíjateeeeeeeeeeeeeeeeeeee!

Beeeeeeeeeeeeeeeeeeeeso

Joanaina dijo...

Es que no sé...

Esther dijo...

Yo me he asomado a las profundas simas
de la tierra y del cielo,
y les he visto el fin o con los ojos
o con el pensamiento.
Mas ¡ay! de un corazón llegué al abismo
y me incliné un momento,
y mi alma y mis ojos se turbaron:
¡Tan hondo era y tan negro!



¡Los suspiros son aire y van al aire!
¡Las lágrimas son agua y van al mar!
Dime, mujer: cuando el amor se olvida,
¿sabes tú a dónde va?....

Un beso....

Bowie dijo...

todos los que hablan de equilibrios han debido de estar antes desequilibrados, y mucho

te acabo de descubrir y te leo

va el abrazo

Elena -sin h- dijo...

Yo me bebí toda la nieve para no quedarme quieta entre tanta herida, con el semáforo, como no, verde esperanza. Y al final, los cohes siempre me pillan enredada en los pasos cosidos de cicatrices.

La puta que no te parió dijo...

Fffffff Fffffff Ffffffff