31 de mayo de 2005

Todavía no

Tan fácil como subir la persiana, dejar que entre la luz por los cristales. Hace falta atravesar el desierto, pasarlo un poco mal (un poco tan sólo) para descubrirte, para poder escribir tu nombre con buena letra, sin anotaciones al margen ni pies de página. Un buen día todo se acaba, se acaba y empieza de nuevo, pero ahora de una forma completamente azul, y nosotros seguimos siendo los mismos, cogemos el teléfono con la misma mano y tenemos el mismo temblor en la voz. Aunque parece que han pasado siglos; seguramente hace tres o cuatro siglos que no te miro con tanta intensidad: no sé dónde he estado, pero ha merecido la pena salir fuera, echar un vistazo por ahí y poder reencontrarte, con la sonrisa puesta, volver a volver. Abrir los cuadernos secretos y seguir tallando poco a poco, ahora con menos prisa y parándome más en tus detalles, las pequeñas vidas cotidianas. Hay que empezar desde abajo, como el primer día. Trozos de papel en el alféizar calado.

No hay comentarios: