21 de enero de 2005

Intransferible

Muerdo el viento a cada paso, rompo vendas, arranco las mordazas que intentan frenarme. Camas de hospital demasiado pequeñas, rabia, calor asfixiante. Contesto postales con años de retraso mientras escucho quebrarse el hielo bajo mis botas. Agujas que desatan pequeños huracanes, puntos suspensivos escondidos detrás de cada muerte en cajas de cartón reciclado. La trompeta desgarrada entre el humo y el ruido de las copas. Una conversación seria, el tiempo alquilado, la papelera que desborda, mi voz doblada y cables por todas partes. El cielo ha decidido venderme su última despedida, y ahora estoy tendiendo la ropa que ayer quería quemar. Mi corazón late más despacio. Espero.