19 de diciembre de 2003

Clandestino

Secreto a voces,
miradas que cruzamos
completamente solos rodeados de gente.
Siento de nuevo la vieja llamada,
la vibración que me lleva
a ponerme manos a la obra
para construirte
un castillo en el cielo,
una playa a la que lleguen los mechones de tu pelo rubio.
Veo clara la obligación
de hacerte feliz, de robarte
una sonrisa que me ilumine el día
y borre de un plumazo
los charcos de la calle
el frío de algunos cuerpos
las falsas compañías
y los recuerdos en oferta.

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