Lamente haberte dicho "te quiero" tan a la ligera. Recuerdo que sentí la necesidad de pronunciarlo una y otra vez, repetirlo hasta darme cuenta de que era mentira. Lamento haber pensado que buscabas lo mismo que yo. Lamento haber esperado seis días para aclararme y aclararte, pero no me atrevía a decir "no", no quise hacerte daño. Es curioso, no supe si te hería al decírtelo o al callármelo.
Y hoy, cuando el no arrepentirme de nada ha subido el peldaño que separa los buenos propósitos de las convicciones firmes, me doy cuenta de mi miedo al abandono, y de que aparto de mi lado a quien me ama antes de que pueda hacerme daño.
1 comentario:
Me encanta..porque me he sentido así..y es muy duro reconocerlo..miedo al abandono..y miedo a que los que te quieren y quieres te hagan daño..
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