Vuelvo a necesitar
una gran fiesta.
Una dosis de alegría instantánea
que me haga recordar
quién soy desde fuera.
Que pueda sentir cosas
que no abundan últimamente,
como la fidelidad
que encierra una mirada
o la amistad
bebida a tragos largos.
Busco una celebración
que me quite las penas,
los pensamientos que sobran,
el tropezar tres veces en la misma piedra.
Algo que se lleve bien lejos
al menos por una noche
los fantasmas que no me dejan dormir.
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