17 de octubre de 2003

Cadáver exquisito

Sentado en la cama,
el oído alerta
buscando
cualquier recuerdo,
algún gesto tuyo,
o quizás
inventando el ritmo,
rompiendo las frases
como el que cierra y apaga la luz.

Pensando en lagunas,
en conversaciones absurdas
cuando yo improvisaba excusas
para mantenerte al teléfono.
Escribiendo
lo primero que se me ocurra,
dejando que el lápiz
me lleve de la mano
mientras oigo correr el agua del grifo
mientras una bombilla
me guiña su único ojo,
como el cazador
escucho el martilleo del reloj,
siento el roce de la manta en mi pie
y voy siguiendo el mapa
imaginario
que nadie antes ha recorrido.
El camino que me lleva a tu lado.