27 de julio de 2007

el humo y la ceniza

no podemos buscar nuestro tiempo en relojes ajenos
ni transformar cada viernes con flores en el pelo
en un lunes gris como otro cualquiera.
No nos merecemos los regalos con retraso
ni las postales envenenadas,
hay cosas que no están hechas para nosotros,
o tal vez somos nosotros
quienes no estamos hechos para soportar
la lluvia y el sol, tu oscuridad y la mía.
Nuestra capacidad innata para hacer daño
los pasados y los futuros de ida y vuelta
los recuerdos que se acumulan tras 509 noches.
Así que olvidemos todo lo que nos lastra
lo que nos ralentiza al avanzar
desprendámonos de los mapas
y quememos las referencias exteriores.
Para llegar siempre en el momento preciso
para despertarte cuando más lo necesites
para regalarte una palabra que guardar en el cajón
y poder memorizar cada uno de tus imperdibles
antes de que decidas apagar la luz.
Mientras todavía sonreímos.

3 comentarios:

Elena -sin h- dijo...

Este es uno de esos textos que exigen ser guardados para recuperarlos sin falta en las noches de inundación.

Es un placer volver y que sigas aquí. No sabes lo que he sonreído (mucho, mucho, aún más) al regresar y encontrar que aún me quedaba chocolate del kit de supervivencia :)

Anónimo dijo...

Al final...¿Hubo fuego?

sb dijo...

supongo que mientras se pueda sonreír no es tan malo.. aunque quizás no sean sonrisas sólo muecas...