Me di cuenta demasiado tarde del daño que te podían hacer las salpicaduras del combate. Uno se acostumbra a perder, créeme, y al final no sabes muy bien en qué escena te toca entrar ni cuál es tu frase; tan sólo tienes el tiempo justo para intuir por dónde van a venir los golpes y tratas de que esta vez no sea la definitiva. Así que nos limitábamos a escuchar la música con las luces apagadas, nada más, porque cada palabra era un nuevo gancho a la barbilla, y nadie pretende conquistar el mundo en una hora. Yo permanecía allí de pie, las manos en los bolsillos, y tú no tenías la menor intención de interpretar mis silencios, así que era evidente que no íbamos a bailar la misma melodía. Al quinto asalto empecé a mirar de reojo a las esquinas, buscando una escapatoria, pero todo estaba tan confuso y tus ojos tan iluminados que no pude hacer nada más que resignarme y pelear a la contra. Cuando escuché la campana tras la cuenta de protección, apenas era consciente de lo que había pasado, o tal vez lo que había dejado de pasar. Me bajé dando tumbos del escenario y recuerdo que nadie era capaz de sostenerme en pie; mientras te perdía de vista intentaba recordar cada uno de nuestros últimos encuentros, y descubrí que estábamos predestinados al empate técnico. A repetir los mismos errores una y otra vez. Al menos esta vez había merecido la pena, aunque tan sólo fuera por tenerte cerca. Nunca estás lo suficientemente preparado para quedar subcampeón en el concurso de cicatrices.
14 comentarios:
Lo dicho... :)
"demasiado tarde"
"acostumbra a perder"
"nos limitábamos"
"nadie pretende"
"buscando una escapatoria"
"todo estaba tan confuso"
"no pude hacer nada más que resignarme"
¿¿¿¿¿¿"empate técnico"?????
Odiaría quedar siempre en empate. Cuando uno se acostumbra siempre a quedar primero y perder las pocas veces (todas a golpe de talón, o de miradas indiscretas) que has de hacerlo, quedar en tablas es a veces más doloroso. No puedes cantar victoria o resignarte por la perdida.
Siempre habrá una siguiente hasta que ganes o pierdas. Aunque hay de los que empatan aposta, para volver a repetir el combate. Porque aman sus cicatrices y les encanta tenerlas. El eterno retorno, ya se sabe.
Hay combates, esos en los que las palabras hieren más que los golpes, en los que duele igualmente ganar o perder quizá porque vencedor y vencido son uno mismo. Empatar muchas veces no es más que la pausa que antecede al siguiente asalto.
¿El eterno retorno o el día de la marmota?
Pareceres..invítame, ¿no?
eso parece, pero no, nunca te acostumbras el empate técnico, todo queremos ganar alguna vez, aunque solo sea una puñetera vez...
Awake...respóndeme, ¿si?
el día de la marmota.
5:59...
¿I got you babe?...
I guess that's so, we don't have a pot. But at least I'm sure of all the things we got.
2 del 02.
¡Bien por ella!
Los empates tecnicos dirigen el mundo.
Es como perder a los puntos. Nunca tienes suficiente para hacer dobles parejas, a veces no consigues ni una mal hecha, rasgada y ojerosa. Y te duelen las mejillas de estirar las sonrisas, de colgar la felicidad maltrecha de las pestañas.Aquí nadie llegará al K.O y lo mejor (o lo peor) es asumirlo.
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