22 de enero de 2007

traducción e interpretación

Conocí a la mujer que siempre que miraba al pasado lo hacía con una sonrisa en los labios. No tenía miedo a las tormentas, y era al mismo tiempo la ropa tendida y el rayo de sol sobre el papel desnudo. No le gustaba la sensación que dejan los sueños interrumpidos de forma brusca, y había memorizado cada esquina del calendario, decía que era para evitarse el reisgo de vivir eternamente en el día equivocado. Conocía perfectamente las reglas del juego, y sabía cuándo conviene hacer un esfuerzo por interpretar el silencio en el fondo de un vaso, y cuándo es mejor ahorrar energías y no esperar respuestas; era toda una experta en los ciclos vitales del fuego y del hielo. Supongo que me habría gustado navegar en su misma cáscara de nuez, pero ya sabes, uno nunca elige hacia dónde le arrastra la corriente, y hay veces que crees que debes apostarlo todo a un número, una corazonada, y acabas volviendo a casa sin una buena explicación que darle al espejo. De modo que tampoco puedes quedarte a vivir en una estación de tren, y mientras yo tenía un destino claro y al que no podía renunciar, ella todavía podía jugar un rato más a poner monedas sobre los raíles. Tal vez en otro momento; esto da tantas vueltas que es relativamente sencillo volver a la casilla de inicio. Tal vez.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

...y otras veces, la corriente te arrastra directamente a un delicioso abismo. aaaaah! pero como duelen los golpes en el camino!

dejeme decirle que me encanta leerle, y mi grado de encanto es directamente proporcional a la depresivo que encuentro aquí ( aclaranto claro que amo lo depresivo, aunque yo se que muchas letras son sonrientes, para cada traunsente del (su) espacio.


JulieTTa

Esther dijo...

Volver a la casilla de inico, Volver a empezar.
Poder recuperar lo perdido, o dejarlo asi,no se..
Quizás el destino sea sabio o quizás somos nosotros mismos que jugamos con el..
Mejor no pensar en ello, y una vez que llegue ese destino a nuestras vidas,intentar disfrutar de el.
Esther.

La puta que no te parió dijo...

¿Quién da las vueltas?, de este lado del cristal solo se ven tus palabras enroscadas a un cuello imaginario que dices intrepretar mientras las traducciones suenan asfixiantes, propias, ajenas, lo mismo da.
Son más las veces en que ser espectador de tu escenario es sentir el placer de no protagonizar tu obra, ¿Quién querría estar en el lugar de esa mujer sobre la que escribes sino la equivocada?...

Laura Pando dijo...

Eh, venga, lo afirmas sin siquiera haber probado suerte? Uno elige lo que desea intentar, luego la vida te lo concede o te putea, pero esa es otra historia...

Un abrazo

Casiopea dijo...

totalmente de acuerdo...

Elena -sin h- dijo...

Creo que la casilla de inicio es la que más odio de todos los juegos, cuando aún no has recibido el calor del aliento en las clavículas, como el día después que nos recibe tan frío como el poniente en pleno invierno.
Esta noche me han dado miedo todos los rayos. Al despertarme, sólo brillaba una flecha indicándome la salida. Y ya sabes que me da miedo la oscuridad.

Anónimo dijo...

La casilla de incio es la que mas amo de los juegos...uno tiene la esperanza de empezar de nuevo y con lo aprendido mejorar...y no volver a empezar es ser un perdedor nato.
Los miedosos de los elementos y de la oscuridad, no merecen ni estar en la casilla de inicio...

Sansara dijo...

Hrrmpfff.

Tú mismo te respondes... hay veces que crees que debes apostarlo todo a un número, una corazonada, y acabas volviendo a casa sin una buena explicación que darle al espejo .

Pero has apostado. Y esa combinación, buena o mala, no va a volver a repetirse... así que igual a la casilla de inicio, pero con otras tiradas en los dados. Mientras apuestes...