Besarte la yema del pulgar supone abrir una puerta que lleva a la oscuridad de la tormenta más luminosa, dejamos escrito a medias en los azulejos del cuarto de baño. Alrededor flotaban mil pompas de colores en las que se reflejaba todo el universo que cabe en una habitación sin ventanas ni salidas de emergencia, sólo vistas al interior. En un segundo eterno como un parpadeo reflexionabas sobre ganar experiencia y perder ilusión, pero no contabas con la trampa tras los títulos de crédito. Y en ese paisaje inventado no existían las canciones tristes, sólo las capturas fotográficas de cada momento capaz de brillar por sí mismo, sin necesidad de contexto. Teníamos esas muescas colgadas de las paredes de marfil deshechas, conscientes de que al cerrar los ojos podríamos repasar tu historia y la mía sin necesidad de guía. Recuerda todo aquello y dame una buena razón para no bajarme una y otra vez en tu estación, para no volver a visitar tu nuca cada vez que pierda pie.
7 comentarios:
Ni aún LA RAZÓN puede ser buena para darse a evitar lo que se siente en verdad.
Quiero cerrar los ojos...
Me gustaría llenar de muescas mis momentos..Y,por favor, pierde pie...
Y aún no sé cómo lo haces...
Seguramente no encuentre, como tú, ninguna. O eso espero.
Y por qué a veces nos hacen falta esas razones? Y por qué no nos las dan?
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