17 de abril de 2006

etcétera

Nos reencontramos la noche en que llovían las palabras como balas perdidas. Ella era la superviviente de mil batallas y ahora se encontraba sin ejército, sin bandera y demasiado lejos de la orilla como para tener remordimientos. Decidimos mitificar ese ratito, cada pequeña parcela de inmortalidad, cada resplandor de luz, más allá de los libros y las canciones; como quien firma un pacto de no agresión brindamos por las penas y nos pusimos la luna por sombrero. En aquella trinchera el olor a tierra y el sonido amortiguado de los pasos ajenos conseguían que, al cerrar los ojos, la realidad inhóspita se volviera barco varado, idioma que inventamos sobre la marcha. Tal vez porque nos habíamos alejado tanto el uno del otro, esa noche nos reconocimos por la espalda, como condenados a muerte con los ojos vendados. Por eso ardía torpemente cada paraguas olvidado, y ella trataba en vano de encontrar algún instante que mereciera una historia entre los años que pasó perdida, descalza sobre cristales de amor roto. Le dije, recuerda que con esos pedazos construirás pronto otro sueño, un nuevo castillo en el aire. Ella sonrió y pedimos otra botella.

Cuando salí de allí, ya los andamios estaban dispuestos; la princesa había encontrado un puerto en el que anclar. Al pisar la calle, el frío absoluto me recibió con indiferencia.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé qué pasa, pero hay días que ya desde que me levanto por la mañana me parece estar pisando un campo de minas. Y ando tambaleándome y no sé si el siguiente paso será el oportuno o desear que sea ése el que vendrá a acabar con todo.
Hay batallas día tras día. En cualquier esquina, asomándote por las ventanas.

No sé a ti, pero los castillos en el aire no me gustan. Tanto o menos como una ola de mar sobre la terraza.

Besos desde la retaguardia.

Anónimo dijo...

Sonríe y pide otra botella...
-besos-

Anónimo dijo...

"la princesa había encontrado un puerto en el que anclar"

Habernos alejado tanto el uno del otro... creo y siento eso y es una especie de grieta que no sana, al contrario, interrumpe todo.-

Alguna vez pasarás a saludarme?
Ya será tarde?

Anónimo dijo...

un deja vu frente al ordenador...

Anónimo dijo...

Hay noches en las que hay que hacer caso al frío absoluto... aunque su envidia se disfrace de indiferencia

Anónimo dijo...

me encantan las noches llenas de palabras con ganas de guerra. Que esté ella, que estemos ambos y que la garganta se seque y pida más gintonics.

Anónimo dijo...

You have an outstanding good and well structured site. I enjoyed browsing through it » » »