13 de octubre de 2005

Atmósfera cero

Así que aquí es donde todo acaba. Con una visita de cortesía, preguntar por los parientes, tal vez algún regalo por puro compromiso. Es curioso que cuando uno lucha tanto por algo, si finalmente lo logra siempre termina decepcionado. No hay más allá, hemos llegado hasta donde nadie jamás había llegado caminando sobre la cuerda floja, sin red. El peligro no era mirar hacia abajo, era simplemente abrir los ojos. En esos casos es obligatorio cerrarlos antes incluso de dar el primer paso. Pero, una vez que alcanzamos la otra orilla y volvemos a parpadear, no encontramos nada. Peor aún, olvidamos todo lo que hemos podido aprender por el camino. Recuérdame que la próxima vez te bese en la frente, que las salas de cine están cada vez más vacías, que la combustión espontánea es un fenómeno poco frecuente. No volver a saber nada de ti me resultará tan complicado como acostumbrarme a volver solo a casa, pero los días son más cortos en esta época del año; con suerte no te echaré de menos. Borremos nuestras horas compartidas, llenemos la memoria de datos inservibles. Esta vez será la definitiva, al menos por el momento.

1 comentario:

molly. dijo...

Es tan perfecto! Es tuyo?