13 de julio de 2005

Best before

Se trata de mancharse los dedos. Pero no las yemas, ni ensuciarse un poco las uñas: hay que hundir los dedos hasta los nudillos. Es la única manera. Atravesar tu calle invadida por las palomas, mientras se lanzan contra el parabrisas, ese es el término justo. ¿Quién decide avanzar hasta el borde del trampolín para luego darse la vuelta y volver a bajar? Tal vez sólo así pueda llegar a comprenderte, a dar ese paso de más cuando ya no hay nada que podamos perder. Y de nuevo salimos corriendo escaleras abajo, hasta encontrar el interruptor general para encender todas las luces de la casa al mismo tiempo, nunca aprenderemos a soportar la oscuridad exterior, y por dentro nos morimos por estar a oscuras. Inventad placebos, mentiras piadosas, tatuajes temporales, fechas de caducidad, airbags laterales. Creed en el infinito, en la vida después de la muerte, en las bocas de riego y las salidas de emergencia, próximo desvío, cambio de sentido. Lo terrible es descubrir la verdad demasiado tarde, al mirarte de nuevo en el espejo y no reconocerte. Al darte cuenta de que el tiempo no es más que una navaja sin afilar, que hiere pero no mata del todo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Best regards from NY! » »