28 de julio de 2005

Cuánto es demasiado

Sólo por esta noche. ¿De veras puede una noche desmontar a dos personas, descomponerlas por completo, hasta encontrar su núcleo, y convertirlas en una única manera de mirar? A la mañana siguiente sábanas desechas, colillas mal apagadas que siguen emitiendo señales de humo, y ropa, mucha ropa, el suelo de la habitación está lleno de ropa. Todas las certezas pueden deshacerse de golpe, a través de un puñado de horas, cuatro dedos extendidos y el sonido de tus zapatos sobre la alfombra. Cuestión de asomarse a una ventana de la terminal, un avión tomando tierra, decenas de maletas esperando junto a una grúa. Cuando pienso en ti todo se resume en esas dos imágenes: el equipaje y la ropa desperdigada, un contraste más que añadir a la lista. La vida se resume en una serie de presencias y encuentros, y tu ausencia siempre consigue predominar sobre el resto. Es una ausencia sombría, pesada, de textura rugosa, ausencia con vida propia. Una medalla que nadie quiere colgarse, un lastre que no se desprende. Sólo espero que no des un paso más, que sigas siendo la voz en off, igual que anoche. Es tan difícil retirarse a tiempo.