Definitivamente eres revolución, un viaje que comienza al romper el día y se desarrolla a medio camino entre el arranque apoteósico de un vals y la seguridad de cristal de un solo de jazz, con la incertidumbre calculada en cada paso. Pronunciar el idioma que habitamos se vuelve cada vez más críptico, más difícil, porque está construido a base de lugares comunes y ausencias paralelas, como un mapa del tesoro imposible de interpretar sin la clave adecuada. Igualo la apuesta y me asomo a tu precipicio sabiendo que desde aquí arriba los problemas se ven pequeñitos, como hormigas desorientadas en el mar de asfalto. Por eso todos nuestros recuerdos son compartidos y nunca hay un motivo para bajar los brazos, todo lo demás es mentira y vamos dando vueltas y más vueltas, recorriendo ciudades y países imaginarios. Si no estás te imagino, te sonrío a cientos de kilómetros y creo que sirve para algo, que todo esto tiene al fin un sentido. Al otro lado de los miedos y las soledades marchitas. Atravesando el espacio y el tiempo para decir “me quedo”.
2 comentarios:
En la primera frase atributiva ya he decidido que éste es uno de tus escritos que más voy a admirar y releer.
qué genial el ser revolución.
como me encanta tu blog, te he dejado un regalito en el mío :)
espero que te haga ilusión!
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