17 de octubre de 2006

autopsia

Debería buscar una verdad más amplia, algo asible que flotara en la tormenta, pero sólo entiendo tu lenguaje, tu me enseñaste a pronunciarnos al oído, dentro, y ahora alejarme sería quedar a la deriva. Me acostumbré con demasiada facilidad a tu capacidad de encantadora de serpientes, lluvia y tardes descalzos, distancias recorridas con sólo cerrar los ojos y respirar tu mismo aire. Compartiendo de puntillas un instante en plena avenida, hora punta y semáforos en ámbar. Despertarme y zambullirme de cabeza en tu pelo. Ahora todo eso me parece borroso, casi como un recuerdo de niñez, algo vivido en tercera persona. Y sabes bien, porque tú lo sabes todo, y lo que no sabes lo intuyes, que soy incapaz de visualizarlo, que borré los momentos más dolorosos pensando que con eso bastaba, pero cuando terminé me di cuenta de que hacen más daño los pequeños gestos, esos momentos aparentemente sin importancia. Como aquella vez en la entrada del cine más pequeño del mundo, cuando te giraste de repente y llorabas de frío, y yo me sentí tan diminuto y necesario como una tirita, un parche de los que usábamos en las rodillas de los pantalones cuando preferíamos experimentar la fuerza de la gravedad antes de volvernos demasiado graves. Por eso pienso que la salida más fácil suele ser la de emergencia, dos pasos y ya estás fuera, el problema es que no sé interpretar las señales. Contigo se fueron también el viento y la marea, y no encuentro la llave. Me enseñaste a olvidar todo lo que había aprendido, y ahora no consigo olvidar lo que aprendí de ti.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Una vez me pregunté si alguna vez el amor se enamoraba?? A veces creo que él es el único que sabe toda la verdad.
Otra vez me pregunté si la sangre del olvido sabe a recuerdos.

Harta de hacerme esta clase de preguntas, decidí no hacerme ninguna.

Pero a lo que queria escribir, me ha parecido hermoso el texto, aunque todos sabemos que olvidar casi nunca es posible.

Un saludo

La puta que no te parió dijo...

Coincido con una que quería saber demasiado, exceptuando los tiempos verbales, por las dudas y, para evitar que sosobre sin que falte, no quisiera dejar de elogiar el título, aunque confieso que me gustaría.
Beso

Elena -sin h- dijo...

Creo que olvidé lo que era olvidar...

Y olvidé que tengo una cosa para ti...

Laura Pando dijo...

"Como aquella vez en la entrada del cine más pequeño del mundo, cuando te giraste de repente y llorabas de frío, y yo me sentí tan diminuto y necesario como una tirita, un parche de los que usábamos en las rodillas de los pantalones cuando preferíamos experimentar la fuerza de la gravedad antes de volvernos demasiado graves"

No sabría decir la cantidad de veces que he leído este párrafo...Me he quedado pegada a tus letras.

Si te empeñas en el olvido éste te dará la espalda.

Anónimo dijo...

:*

Anónimo dijo...

Es cierto casi nunca es posible, sólo escondernos lo que nos haría daño recordar, quizás. Me has dejado muda, es precioso...Es...No sé, me encanta cómo escribes.