7 de septiembre de 2006

porque cuando cierro los ojos sigo viendo tu sonrisa

trata de atraparlo, nunca sabes
cuándo puedes necesitar este instante

tan sólo has de seguir allí arriba
sembrando memoria y respirando olvido
convertida en un mar de péndulos
tempestad de cronómetros y metrónomos
con los que marcas el ritmo endiablado
de las decisiones erróneas

yo te observo desde abajo
como un faro frente a la playa desierta
para que no desaparezcas
para que no te apagues nunca
evitando los lastres de cada huída
la espina que deja el amor cuando se apaga

si caes traigo una red de arpegios
y si decides arder intentaré recordarte
exactamente como la primera vez
despierta al sur de todos los amaneceres
si no te permites sentir nada
puede que tardes una temporada en darte cuenta.

al fin y al cabo caminar sobre el alambre
no es cuestión de consciencia sino de intuición:

en un día bueno vuelas,
en uno malo te ahogas.

7 comentarios:

Elena -sin h- dijo...

Qué pasa con los días que se transforman? Con un grito rozándote la nuca y doblándote de miedo las pestañas...

Sansara dijo...

Eso mismo digo yo, o uno de esos en los que, a punto de alcanzar ese instante final, de pronto llega el aire...

Natxo sin parentesis dijo...

Yo aun añado otra pregunta, qué pasa cuando vives repleto de días grises?

La puta que no te parió dijo...

Si se ahoga en alcohol rescataría el día!!

Lydia dijo...

Que belleza. Quiero pintar todo eso.

Marta dijo...

Voy a parar el tiempo para escribir(te). Es cierto que eres un faro pero no de una playa desierta, más bien de una orilla tranquila.

Un saludo

Joanaina dijo...

La intuición... :D