Los aviones de papel aterrizan en la papelera mientras crecen mis ganas de conocer el último verso que duerme entre los pliegues de tu bufanda. Necesitamos un tendedero sin cuerdas y unas tijeras con la punta redonda, hojas sueltas de un calendario antiguo y una estrella que nos quepa en el bolsillo junto a tu mano y la mía. La tarde suena a carpetas amontonadas y caramelos flotando en una taza de café. Tu mano transmitiendo información a la mía a través de un centímetro de aire y preguntas sin respuesta. Recuérdame cada promesa que no voy a romper. Pídeme que te rapte y huyamos a ese bar en el que la última ronda es siempre gratis, al banco bajo el árbol de todos los inviernos de mi vida. Todavía no ha empezado a nevar y ya me apago sin ti; nunca entendí la lógica que encierra tu forma de aparecer en cada pequeña escena, como un marcapáginas en ese libro que tuvo demasiadas visitas y segundas oportunidades. Tengo una caja vacía de cuentos que contarte; cuando quieras regalarme consonantes, pídeme a cambio una vocal.
1 comentario:
simplemente me encanta :)
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