28 de diciembre de 2010
caracolas y caricias
10 de diciembre de 2010
chi mi difenderà dal tuo bel volto
21 de noviembre de 2010
simple twist of fate
26 de octubre de 2010
No me atrevía ni a respirar para no despertarte
10 de octubre de 2010
too long... to stop now
24 de septiembre de 2010
boceto (sólo somos memoria)
puede que cuando vuelvas yo ya no esté
y de mí sólo queden sombras frías, miradas perdidas
que perduren mucho más de lo que quisieras
y sólo desaparezcan cuando todo esté por fin seco
entonces los recuerdos se volverán fugaces
como el plano y contraplano que dibujábamos ayer,
como los cortocircuitos superficiales que provocamos:
involuntariamente letales,
alquimia inmóvil que no podemos controlar
hasta ese momento naufragaremos cada mañana
interpretando el papel que mejor nos va;
tratando de engañarnos en serio, sembrando sal a cada paso
llenando las maletas de polaroids desenfocadas
como dos náufragos que niegan su condición
quédate sólo un rato más
mintamos
sólo una vez más
desde el principio
13 de septiembre de 2010
eli
3 de septiembre de 2010
sooner or later, one of us must know
23 de agosto de 2010
dachshund
17 de agosto de 2010
zarpazos
No te molestaba el ruido de los aviones, sobrevolándonos en aquel campo junto a la carretera. Era el otro ruido, el que nos impedía pensar con claridad, como la noche junto a la playa en aquel torbellino de gente. Las horas lentas cayendo suavemente como enormes panteras de peluche, como si en el fondo fuéramos capaces de jugar con el tiempo, manipular lo que ocurrió y lo que no, para hacerlo comprensible, apto para el gran público. Con el tipo de luz difusa que dan los días nublados reflejada en tus ojos, sin saber dónde empieza el cielo y acaba el mar, el mar nunca se acaba, dijiste muy seria. Pero tenemos la fea costumbre de buscarle a todo un comienzo y un final, de poner cotas, vallas que delimiten los territorios desconocidos donde apenas nos atrevemos a aventurarnos. Le damos demasiadas vueltas a lo obvio, nos perdemos en los márgenes, somos por un momento una pincelada perdida en mitad del bosque encantado de Pollock, inventando idiomas sobre la marcha y riendo a carcajadas. Buscaremos la forma de hacernos escuchar, no debes preocuparte por eso ahora, tan sólo sumérgete en la marabunta y alcanzaremos la meta. Cada noche, volviendo a mi casa desde la tuya, daba miedo verme: volviendo sobre mis pasos en cada esquina, perdido en mitad del camino a ninguna parte. Era la persona más sola del mundo.
7 de agosto de 2010
tobogán
el dragón perezoso decide no ir más allá
lleva una temporada soltando lastre
las gaviotas hacen cada vez más ruido
y apenas quedan horas un par de horas de sol
no me pidas
demostraciones palpables, argumentos definitivos
me gustaría pensar que me muevo bien en el alféizar
aunque sea incapaz de levantar el vuelo
ya no me persiguen sombras nocturnas
pero estoy convencido,
todo era mucho más interesante
cuando sí lo hacían
cuando había finales felices
al otro lado del cable
26 de julio de 2010
se me acabaron tus presencias, ya sólo te recuerdo ausente
Tanteabas con la mirada antes de lanzarte, como quien prueba el agua con los dedos del pie. Nadie quería apostar por ti, pero no podían evitarlo: te habían visto atravesar la gran avenida con todos los semáforos en verde, aullando a la luna convertida en un gato con demasiadas historias que contar. Eras una especie en extinción, y tratabas de disimularlo bailando sola, mirándote de reojo en los escaparates, durmiendo como una mariposa sobre un disco de vinilo. Como no sabíamos amar siguiendo los guiones y las partituras, tuvimos que aprender a improvisarnos el uno al otro; crecernos en el espejo cóncavo del parque de atracciones, para luego aterrizar en la realidad sin monedas en los bolsillos ni ganas de volver a casa. De las películas que vimos juntos sólo logro recordar tus piernas apoyadas en el asiento de delante, como un desafío tímido en plena oscuridad. Realmente, pensábamos que éramos invencibles, que nada nos podría tumbar, pero nos sobró drama; amaneceres extraños y billetes de metro que caducaban como el hechizo de la Cenicienta.
Ahora sólo te quedan dos alternativas para arrancar la hierba del jardín: puedes saltar el muro o simplemente derribarlo ladrillo a ladrillo. Si lo prefieres puedo dejar la luz encendida, aunque no creo que sirva para nada a estas alturas del cuento. Estamos en los extremos opuestos del tablero, y alguien se entretuvo sembrando de minas nuestros recuerdos. El tiempo de las flores tendrá que esperar; ya no me quedan cerillas con las que encender tu sonrisa.
5 de julio de 2010
Salvar el mundo en tres pasos (de baile)
Amanece y el chico sin sombra está tratando de recoger todas las piezas. Sabe que es tan difícil que no deja de intentarlo. En el otro extremo de la calle, la chica sin alas llora por algo que ha perdido incluso antes de saber qué es. Los dos piensan, todo sería mejor si, pero hay demasiados condicionantes, demasiadas alternativas y un único sol, que les calienta pero que nunca es suficiente. Se han cansado de jugar a perseguirse, de pronunciarse y negarse en los labios de otros como si nada más importara. Hay llaves por todas partes, pero el chico sin sombra olvidó qué puertas tenían algo que mereciera la pena al otro lado, y la chica sin alas acaba de regresar de un viaje eterno entre el humo de los cigarrillos y los ecos de las últimas risas. Ahora sólo quiere salir a bailar, aunque a estas horas los pocos bares que siguen abiertos no son nada recomendables; así que se contenta con caminar por el filo con los ojos cerrados e inventar un lenguaje en el que el amor no duela tanto. Como si aún quedaran muebles que salvar, nudos que desatar. Ha enfriado cada emoción hasta convertirla en un cristal de hielo, algo que tener a mano y arrojar si es necesario.
Tienden a encontrarse de una forma inconsciente, mientras recorren un camino invisible, de camas deshechas, ciudades que nunca existieron y de una certeza pesada y rápida como un zarpazo, que va creciendo y creciendo y que acaba por sumergirlos en una realidad diferente. Así fue la primera vez, y todas las demás han ido repitiendo el mismo estribillo con pequeñas variaciones. Cambia la decoración de la habitación del hotel, las pintadas en la pared del baño de caballeros. Pero el mensaje sigue siendo el mismo aunque pretendan enfrentarse a él.
El chico sin sombra es un árbol que surge solitario en medio del desierto por el que camina a tumbos la chica sin alas. Antes de que acabe la canción le susurra al oído: puedo secar tus lágrimas con mis hojas, pero no me pidas que siga tus pasos.
9 de junio de 2010
Salvation Blues
31 de mayo de 2010
Lorentz
Si no dejamos respirar a la electricidad los tres acabaremos ahogados, hay demasiada presión en este charco y nuestro caleidoscopio siempre se empañó con facilidad. Al otro lado de la puerta no hay nada, pero suena como si estuvieran celebrando la última farra antes de cerrar. Nadie nos estará esperando cuando se termine el asfalto; en realidad todos los refugios están completos cuando no consigues desprenderte del olor a pólvora. Entre las rendijas de las ruinas quemadas resuenan los ecos de nuestra historia, nacida muerta, por culpa del principio de indeterminación y de la incapacidad para hacer coincidir los momentos con las emociones. Tiende las manos, tal vez consigamos orientarnos en la oscuridad; de todas formas la luz del día nos volvió la espalda con los primeros compases. Las corazas son fugaces y los recuerdos lentos; cada mañana es un cable a tierra, disfrazado de rutina en medio de la tormenta perfecta.
Un día me levantaré y comenzaré a caminar en la dirección adecuada.
26 de mayo de 2010
estos son los míos
Prometo dejar de correr como si el mundo fuera a caer sobre mi espalda. Prometo esperar a que la sangre se seque sobre el papel, evitar dibujarnos entre el viento de poniente y el de levante, condenados a abrazarnos a través de palabras y acordes, tras renunciar a mirarnos a los ojos. Prometo no creer haberte encontrado al girar cada esquina, en cualquier beso no tan salado. Hacer aún más habitables mis silencios, permitir que puedas entrar en ellos, pasear descalza, tal vez con flores en el pelo. Disfrutar de las derrotas casi tanto como de las victorias; comprender que los cimientos más sólidos son los que no se pronuncian en voz alta, simplemente se escriben en la orilla. Salir juntos a la superficie, sin necesidad de periscopio. Prometo mirar hacia tu sur desde mi norte, y hacia tu norte desde mi sur. Enseñarte cuánto de lo que soy yo eres tú.
Y prometo darte razones para sonreír de continuo. Porque nada que duela tanto merece la pena. Aunque no te lo creas.
7 de mayo de 2010
ella nunca tropieza
Puedo tomarme todo el tiempo del mundo en despojarte despacio del disfraz; desnudarte es algo que debería ser una obligación diaria. No necesitas ningún argumento más, simplemente dame la mano y seamos meros espectadores de la transformación de esta tarde de noviembre en la mañana de mayo, como si fuera el nacimiento de una mariposa. Si nos toca besar la tierra seremos un par de esas manzanas que caen al suelo y van apagándose muy lentamente, componiendo una banda sonora que nadie escuchará y crecerá semiescondida, entre tus marionetas-pájaros y mis pájaros-marionetas. Todos los que te contemplaron antes que yo, aquel libro que tanto te costó abandonar, las mentiras necesarias para encontrar la verdad en un callejón cualquiera, tan sólo eran la excusa perfecta para encontrarte abrazada a la guitarra, recortada contra la luz de tu habitación. Hasta las sombras te deseaban, cómo no iba a hacerlo yo. Y hoy toca gabardina canadiense y armónica en la oscuridad, café amargo y cuentos hasta tarde. Hoy no existen relojes ni anclas; sólo este pequeño rincón desde el que se escucha arder la soledad del mundo.
19 de abril de 2010
you know you got it, child, if it makes you feel good
Tratas de alcanzar la costa
antes de que caiga la noche,
pero no es nada fácil mantenerse a flote
con los bolsillos repletos de piedras
y esos tacones arañando el cielo
Tus palabras son imanes para las mías,
Y me dejan tirando del hilo de mercurio
a salvo de la oscuridad y la niebla,
lejos de los fantasmas escondidos
bailando la misma canción una y otra vez
Ni tú ni yo necesitamos repetirlo:
hay cosas que simplemente
aprendemos en un instante
y luego empeñamos media vida
para olvidarlas
6 de abril de 2010
VY2505
Abróchense los cinturones, pongan su respaldo en posición vertical. Abrí el primer cajón buscando las respuestas a las preguntas que todavía nadie me había hecho, y encontré nuestros torpes cruces de caminos, el comienzo y sus múltiples significados, dibujados en la servilleta de aquel bar. Desde entonces he sido testigo mudo del milagro diario, las primeras luces que reflejan tu pelo que refleja el mar que refleja las primeras luces y así hasta el infinito. Las tardes que se convierten en noches sin darme cuenta, demasiado ocupado tratando de anticiparme al siguiente movimiento de la ruleta para aterrizar a tu lado. La poesía de verdad ni se escribe ni se pronuncia, sólo podemos intentar rozarla con la punta de los dedos mientras se sumerge en la oscuridad, retándonos a ir tras ella. En un giro final seríamos capaces de escuchar su carcajada, antes de perderla de vista. La fiereza de los versos que apurábamos como si sólo nos quedara esa tabla de salvación, más allá de la única isla desierta que encontramos abierta en la ciudad. Brindemos por los recuerdos que nos asedian al despertar. Todos los incendios que provocamos, tan imposibles de extinguir como el sol allá arriba. Nunca fue tan sencillo crear y destruir emociones, parecían de papel, y nos daba tanta pereza alterar el rumbo que nos dejábamos llevar a la deriva. Abrí el último cajón buscando una salida de emergencia, y encontré nuestra colección de polaroids borrosas, como si al nacer ya intentaran escapar fugaces entre la niebla. Detrás de cada polaroid una palabra diferente, todas las mentiras pronunciadas en la oscuridad de una sala de cine. El avión va a tomar tierra, desconecten todos los dispositivos electrónicos, pongan su respaldo en posición vertical.
22 de marzo de 2010
let it bleed
siempre tienes claro cuál es el próximo paso,
aunque arrastres ese sabor metálico
las lanzas clavadas sobre tu sombra
y demasiadas heridas sin cerrar
por eso me extraña encontrarte
a medio camino entre el azúcar y la sal
como si no conocieras la carretera
a pesar de haberla construido
las luces están apagándose
y las chicas saben que es la hora del cierre
así que es inútil resistirse
pretender que la fiesta acaba de empezar
ya no quedan pieles de cordero para todos
y los tigres llevan horas acechándonos
piensa bien hacia dónde echar a correr
porque intentaré dar el primer mordisco
puedes sentarte a esperar al próximo accidente
o prender fuego al colchón con nosotros encima
me enseñaste que el tiempo no espera a nadie
y ni siquiera contigo haría una excepción
créeme,
no es la mejor noche
para poner en juego el campeonato.
5 de marzo de 2010
let's get lost
Tus palabras llegan con retraso, el cartero no encontraba el buzón en el bosque. Pero llegan con la fuerza habitual, para remover todos los cimientos, hacer que mire al mar de nuevo y me puedan las ganas de escapar para mirarte a los ojos. Y aún estoy al otro lado, junto al quinto árbol a la derecha, pensando en lápices de colores tan pequeños que es incómodo escribir con ellos. En cuadernos rojos de anillas, en los que faltan un puñado de hojas arrancadas que, supongo, habrán muerto de hambre, olvidadas en cajones que nunca las quisieron. Echando de menos las frecuencias de los trenes y los autobuses, las luces y los olores. Echando de menos materias delicadas, que todavía están aquí, pero que parecen quebrarse al menor soplo de viento. Los ángeles deciden irse en cuanto huelen los problemas, y me estremece aprender cómo hay personas que nunca se alejan, momentos que se quedan grabados con todo lujo de detalles, para lo bueno y lo malo. Exactamente como tu forma de mover los hombros cuando bailas sentada sobre la cama. Al fin, esas muescas son las que un día, sin saber bien por qué, nos hacen sonreír y cerrar los ojos. Necesito que venga el tiempo y ponga cada cosa en su sitio: las heridas al lado del camino, los silencios a la espalda y tus palabras en mis oídos.
17 de febrero de 2010
la cerveza caliente
Prendimos fuego a la locomotora para que el tren alcanzara la máxima velocidad, pero al hacerlo éramos plenamente conscientes de que eso la haría descarrilar, dejándonos un regusto amargo a cerveza caliente y lápiz de labios. Desde aquel fogonazo llevo días tratando de exorcizarte, náufrago, desordenando las palabras que te mantengan en el rincón de los buenos recuerdos que se borraron de golpe para siempre; pero cada vez que me descuido vuelvo a sorprenderme recorriéndote con la memoria. Y lo cierto es que estoy harto de huir en círculos, como si estuviera siguiendo el mapa inacabado que me aleje del instante inmediatamente anterior, ése que siempre vuelvo a afrontar de manera inevitable. Justo antes de descubrir que al final del camino sólo arden el kit de camuflaje, el poema en la ventana y las máscaras equivocadas.
11 de febrero de 2010
cenizas en la nieve
Me decías, no recordaremos nada cuando el tiempo haya hecho su parte del trabajo sucio. No nos alimentarán los ascensores hasta el quinto, los semáforos en rojo como regalices con prórroga de paraíso. Nada de lo que estamos sintiendo perdurará cuando amanezca. Ni siquiera yo estaré a tu lado si las nubes negras vuelven. No podremos volver a reírnos de nosotros mismos, ni enamorarnos en cada charco. Me repetías, no te esperaré, no me reconocerás. Y yo me resistía a creerte, aferrándome a ti en el camino de vuelta, intentando leer mil mensajes ocultos en un gesto casual. Nuestro mañana nacerá muerto, y nada de lo que intentemos conseguirá alejarnos de la tristeza.
Cuando desperté los nudos se habían tensado, y efectivamente, lo único que podíamos hacer ya era darle la vuelta al disco.
26 de enero de 2010
las palabras que caen de los bolsillos
tengo el manual de instrucciones
en todos los idiomas que no conozco
y una certeza subiendo por el brazo
que poco a poco se ilumina sonrisa
las nubes bailan bajo mis pies mientras te espero
no he perdido tanto tiempo como creía
caminando en línea recta
alejándome de las flores secas
más bien he cambiado varias veces el rumbo
y me he encontrado con huellas que pensaba borradas
por dejar respirar las horas muertas
al correr hacia ti sin conocerte
dos pájaros de miel me miran
como sombras de árboles desnudos
respirando poemas a oscuras
y dejan esa sensación huérfana
de estar rozando con los dedos algo
durante el tiempo necesario para comprender
que acabará escapando inevitablemente
tal vez deberíamos dejar de medir en días, semanas
y empezar a hacerlo
en abrazos
intensos
16 de enero de 2010
inténtalas parar
Cada vez que miro eres diferente, te has transformado en otra ola, siempre caminando entre el caos y la poesía, con el hilo de Ariadna entre los dedos. Se desatan incendios a tu paso, y yo no hago más que nombrarte en canciones y tratar de definirte en cárceles de palabras, de las que consigues escapar como si ya estuvieras en otra parte, algún lugar perdido. Como si no fuera contigo. La electricidad te recorre y transmites esa energía sin darte cuenta; yo sólo soy el chico mal dibujado al fondo de la escena, que sonríe y se sorprende con cada nuevo giro de caleidoscopio.
6 de enero de 2010
If you don’t think you have the blues
Definitivamente no entraba en mis planes, y yo me disolvía rápidamente en los suyos, como si fuéramos sal y tequila. Llegó en la estación de las tormentas, con una pistola sin balas y sin ganas de recoger los pedazos. La inercia nos fue arrastrando mientras secábamos todos los bares; algunas noches éramos stand by me, otras oh darling. Más tarde descubrí que si tengo que medir tanto mis palabras, tal vez no merezca la pena iniciar la conversación; tarde o temprano nos cansamos de perseguir nuestro final feliz, y no hay suficientes para todos. Te cambié mi silencio por tu mirada, mi sombra por tu luz, pero nunca era lo que buscabas. Así que antes de desmontarme como un puzzle y quemar las naves, me volví curva del camino, ventana que sólo se abre hacia fuera. Hay historias que se rompen en mil cristales afilados, otras simplemente mueren de hambre. Ahora prefiero escuchar el delicado sonido del trueno desde el puerto, sin sentir el vértigo que daba tratar de entender el mundo desde una nuca que se transformaba en remolino al menor descuido.
El viento siguió golpeando los espejos, pero yo ya no estaba al otro lado.