26 de febrero de 2009
el rincón vacío
el sol me abrió los ojos de repente
y cuando intenté escalar la montaña sagrada
descubrí que en realidad no hay nada al otro lado
tan sólo la sensación efímera
de haber cerrado el libro definitivamente
pero de sensaciones no se sobrevive
la ciudad está envuelta en llamas
y soy incapaz de descolgar el teléfono
ni de dejar correr las lágrimas arroyo abajo
sonrío al chico que hojea distraído el periódico
e intercambio cuatro frases huecas
con el conductor del autobús que me acerca a casa
abrazos y palabras, armónicas y hojas en blanco
desperdigadas como en un bosque secreto
una canción que se repite mil veces
la certeza
de que las cosas pueden ser diferentes
es todo lo que necesito para llegar al viernes
entonces aunque sea el último en descubrirlo
todo encajará
como encaja tu sombra desnuda en la pared verde
algunos días nacen como hojas de cuchillo
pero deciden ir a morir junto al mar
23 de febrero de 2009
La hija de Keith un domingo por la mañana
13 de febrero de 2009
Comply Or Die
Puede ser el instante inmediatamente anterior o inmediatamente posterior a ser disparado, una explosión de luz y después sientes como si la sangre que corre por tus venas se hubiera congelado hace tiempo y ya nada tiene más importancia, lo único que importa es que estás observando la película desde fuera mientras ruedas por el suelo y justo después la cámara centra su atención en cualquier otra parte. Y a medida que el humo se vuelve más denso piensas cuál de todas las infinitas permutaciones de palabras que una persona puede crear fue la que consiguió que ella sonriera, que se fijara en ti, aquella primera noche sobre la Tierra. Imaginas por un momento tener toda esa historia entre las manos: los recuerdos, los versos perdidos, las sensaciones inatrapables. Y qué hacer con las sombras y los retales, esa canción que intenta contrarrestar todo lo demás, rebotando con un sonido afilado y metálico en tus pulmones. Para qué atravesamos el desierto, si al otro lado sólo nos esperan un espejo desnudo y una taza vacía. Cada bifurcación nos empuja irremediablemente un poco más hacia una línea pintada en el suelo. Puede que sea la que estábamos buscando, pero en estos días te sientes como si todos los desvíos te llevaran a la casilla de inicio, y fueras el único jinete en el Gran Nacional.